Saturday, September 1, 2018

Un dios que habita entre los hombres (Noragami I) Yato, es quien representa la idea de un dios que habita entre los hombres, visible para los que creen en él, e invisible para los que no creen. Menospreciado por ‘los dioses de la riqueza‘, al considerarlo un dios de la calamidad que no tiene un templo, ni imágenes para ser adorado, como ellos, quienes tienen grandes construcciones, edificadas a su nombre por sus fieles seguidores. Pero a Yato esas cosas no le preocupan demasiado, él prefiere ir a su ritmo, es por eso que el busca un SHINKI, es decir, un espíritu que pueda convertirse en un arma poderosa en sus manos. Yato no aspira a tener muchos Shinkis, (como en el caso de Bishamon o Tenjin), sino que, solamente busca un espíritu incorruptible que pueda convertirse en su amigo, su protector y su guía. Además que sea útil en las batallas para atacar o defenderse, dándole alguna forma especial según el propósito y voluntad del dios poseedor (espadas, pistolas, abanicos, rastreadores, etc.) Ahora, un pequeño paréntesis: “Un dios que no es tratado como una deidad, sino como un errante cualquiera, menospreciado, por los que creen conocer a Dios de verdad” ¿Eso no te recuerda algo? A mí sí. Justamente, me recuerda ese tiempo en que Jesús habitó entre los hombres, y los que eran más conocedores de las leyes de Dios, lo menospreciaban y rechazaban por no parecerse a la imagen mental que tenían del Dios en quien creían. En esa época era más frecuente ver a personas en templos llenos de imágenes de dioses paganos que en las sinagogas dedicadas a Dios Continuando con el análisis de Yato, su principal deseo es contestar las peticiones de quienes le invocan, a cambio de una pequeña ofrenda, además de utilizar su Shinki para purificar el mundo y vencer el mal, a través de la destrucción de los Ayakashi, que son una especie de fantasmas, creados a partir de los pensamientos tristes o egoístas de las personas, que pueden llegar a poseerlos, corromper y consumir sus almas, llevándolas por senderos equivocados en busca de placeres que al final solo los destruirán (como el suicidio o la codicia desmedida.) Por eso un alma poseída por un Ayakashi, no puede convertirse en Shinki, pues, ya no es posible salvarle. Finalmente, Yato escogió, un Shinki, su nombre es Yukine, y como instrumento se llama Sekki, quien al ser invocado se convierte en la hoja afilada de una espada. Este Shinki poco a poco, a través de distintas experiencias, se va uniendo cada vez más a Yato, llegando al punto de arriesgar su vida para proteger a su usuario, y en esa situación termina siendo partido en dos, pero por su valor, es transformado inmediatamente, en dos espadas útiles en las manos de un dios sencillo pero poderoso. ¿No te parece un hermoso cuadro de cada uno de nosotros, aceptando el llamado de un Dios poderoso y convirtiéndonos en instrumentos en sus manos para combatir el mal mientras habitamos en esta tierra?


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